Las luces en las calles, los ensayos de villancicos, la gente alocada corriendo de tienda en tienda... todo nos hace sospechar que se avecinan las fiestas de la Navidad. Todo el mundo se felicita a través de postales, cartas, e-mails... Otros, sin embargo prefieren hacerlo con títeres, narrándonos, a la vez, qué aconteció en aquella noche tan especial y que nosotros celebramos en estas fechas.
Éste es el ejemplo del tradicional Betlem de Tirisiti, en la ciudad alicantina de Alcoy. Desde mediados del siglo XIX, la sociedad alcoyana disfruta de esta peculiar visión de los acontecimientos que tuvieron lugar en Belén al comienzo de nuestra era, incorporando a la narración elementos típicos de la sociedad valenciana.
Estamos hablando de una técnica de manipulación poco conocida. Se trata de títeres de "pie" y de varilla". Los treinta y seis muñecos, sujetados por la varilla inferior, y a veces provistos de mecanismos a base de hilos que otorgan a las figuras movimientos especiales, recorren las guías que se entrecruzan entre el atrezzo y la decoración del escenario, que reporduce el pueblo de Alcoy como si se tratase de Belén. Los actores-manipuladores, situados debajo de estas guías, dan vida a las pequeñas figuras dotándolos de una asombrosa agilidad, a la vez que les otorgande una peculiar voz ayudados por una lengüeta metálica.
El nombre de Tirisiti le viene de su protagonista principal, con el que fue bautizado por parte de los espectadores al oír su peculiar sonido "ti-ti". Se trata del ventero que no quiere dar posada a María y a José. Es el hilo conductor de la representación y su modo de actuar siempre produce hilaridad y admiración entre el público asistente.
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