domingo, 29 de mayo de 2011

Grandes titiriteros: Laurent Mourguet

Si existe en Francia un titiritero de renombre, ese es Laurent Mourguet. Si bien su historia es un tanto incierta, ha pasado a los libros sobre el teatro de títeres por ser el creador de uno de los personajes más famosos, tanto que su nombre se ha convertido en muchos países -despreciando el vocablo tipical spanish- en sinónimo de títere: Guignol

Se cree que el nacimiento de este titiritero se sitúa en el año 1769, justo veinte años antes del estallido de la Revolución francesa. Como nos narra Freddy Artiles, según el estudioso Paul Fournel, Mourguet se instaló en Lyon en el año 1797 donde ejercía su profesión de sacamuelas. Un día, se le ocurrió, cual estratega del marketing del siglo XVIII, crear un pequeño teatro de títeres para atraer a la clientela, utilizando a Polichinelle, que por aquel entonces estaba en boga en el país galo. 

El negocio de los títeres resultó ser más rentable que el de las muelas. Y Mourguet decidió dedicarse al mundo de los muñecos en modo profesional. Y cambiar los personajes populares de la época por otros de creación propia: Guignol, Gnafon y Madelón. Personajes estos últimos que nacerían ya entrado el siglo XIX, dudando de su fecha exacta, a la que los estudiosos hacen oscilar de 1808 a 1820. 

Laurent Mourguet ha sido capaz de crear unos personajes de la nada, con una fisonomía propia, marcada por su carácter popular, obrero y divertido. De hecho, el nombre de Guignol parece venir de aquí, de lo divertido que era el personaje, hecho que hacía exclamar a los espectadores: "C'est guignolante!" Por esta razón se convirtió en un títere popular, y su fama acabó traspasando la ciudad de Lyon e instalándose en todo el territorio francés.

Por eso a Mourguet lo debemos considerar como uno de los grandes maestros titiriteros de todos los tiempos, capaz de crear historias atrayentes para un público que no tenía acceso a la cultura dramática de los grandes escenarios. Todo un ejemplo a seguir.

domingo, 22 de mayo de 2011

Títeres famosos: un erizo con mucho estilo

Cuántos recuerdos de la infancia nos trae a nuestra mente este simpático personaje. ¿Quién no recuerda las tardes de invierno, comiendo un buen bocadillo de nocilla y viendo las aventuras de Espinete tras una dura jornada de escuela? En efecto, bien podemos afirmar que Espinete es uno de los títeres más populares en España. 

Desde 1983 hasta 1987 este simpático erizo rosa fue protagonista de la coproducción española de Barrio Sésamo, después de los primeros tentativos de la Gallina Caponata dentro de la programación infantil de la cadena. Allí llegó desde la foresta, y tras la inistencia de los habitantes del Barrio, decidió quedarse para vivir allí y hacer amistad con sus grandes amigos: Chema el panadero,  Ruth y Roberto y, como no, don Pimpón, su entrañable compañero de aventuras. 

Y dentro de este simpático personaje, su alma, la actriz Chelo Vivares. Le dieron el papel del protagonista del nuevo programa televisivo mientras trabajaba en el mítico Estudio 1.  Así que Chelo se metió de lleno en la manipulación de este muñeco, creado por el estadounidense Kermit Love


La técnica de manipulación de este personaje era relativamente compleja. La actriz "entraba" literlamente dentro del vestido, metiendo su mano derecha en la mano derecha del traje, dejando la izquierda libre. Los movimientos de la mano derecha movían la mano izquierda del personaje gracias a un hilo que los unía. Mientras, con la izquierda de la actriz, se movían la boca, nariz y cejas del muñeco. La capacidad de manipulación de Vivares logró dar una expresiva vivacidad a un muñeco que solo vestía el pijama para ir a dormir.  

Sin duda Espinete ha marcado huella en la historia del teatro de muñecos en nuestro país. Si no por su gran evolución técnica, al menos sí porque ha conseguido guardarse un hueco en el cozarón de los niños españoles de los años 80. 

jueves, 12 de mayo de 2011

La cita de los títeres

Del 12 al 16 de mayo, un año más, Segovia llena sus calles y teatros con la magia de los muñecos articulados. Hilos, sombras, varillas y perchas inundarán cada rincón de la hermosa ciudad castellana haciendo las delicias de grandes y pequeños. 

Arranca hoy el festival internacional Titirimundi 2011,  que espera convertirse un año más en el referente internacional del teatro de muñecos. Cuarenta compañías procedentes de catorce países (Alemania, Argentina, Bélgica, Burkina Fasso, Chile, Dinamarca, España, Francia, Guinea Bissau, Italia, Japón, Níger, Reino Unido y Suiza) serán las que participen en la presente edición, lo que convierte al festival segoviano en una cita clave para todos los amantes del teatro de títeres. Este año, con el aliciente, además, de que Segovia quiere que la Unesco declare el festival como Patrimonio Intangible de la Humanidad.

Si todavía estás pensando qué hacer durante este fin de semana, no dudes en acudir a Segovia y participar en algunos de los más de treinta espectáculos diarios que se desarrollarán durante el festival.

Y, si no puedes acudir hasta allí, no dudes en participar en algunos de los espectáculos que, dentro de este mismo festival, se representarán en nuestra ciudad de Burgos. ¡Titirimundíate!


domingo, 8 de mayo de 2011

El Papamoscas 2.0

Las nuevas tecnologías de la comunicación que nos ofrece internet nos abren, de modo increíble, medios antes desconocidos para entrar en contacto con nuestros admiradores y seguidores.

El web 2.0 es el nombre con el que comúnmente se denomina el nuevo modo de comunicar en la red. No es que se trate de tecnologías especialmente diversas a las anteriores, pero sí el nuevo modo de usarlas. Ahora son los usuarios quienes responden a las iniciativas comunicativas que otro propone con anterioridad. 

"El Papamoscas", desde hace ya casi dos años, utiliza estas nuevas tecnologías en las que queremos que el usuario, tenga un papel protagonista. Así comenzó en octubre de 2009 este blog, que poco a poco va consiguiendo nuevos seguidores y admiradores. Es nuestro principal medio para ponernos en contacto con vosotros, favoreciendo así un intercambio comunicativo en dos direcciones: desde "El Papamoscas" a nuestros amigos y de nuestros amigos -a través de sus comentarios y aportaciones- a "El Papamoscas". 

Poco a poco, el blog fue dando paso a nuevas iniciativas comunicativas de nuestra institución utilizando el web 2.0. Pronto fuimos a parar en Facebook, gestionando, a la vez, otra página de apoyo a Karraskedo. Después seguimos por nuestro canal en Youtube, donde poco a poco vamos colgando algunos de nuestros vídeos. 

imagen que puedes encontrar en Flickr
Desde hace pocas semanas nos encontramos también en Twitter, donde puede encontrarnos como @elpapamoscas, y en Flickr, un espacio para compartir con nuestros seguidores algunas de nuestras mejores fotografías.

Un ejemplo de cómo "El Papamoscas" quiere estar en sintonía con los tiempos modernos y en plena relación con nuestros seguidores internautas. Es por eso por lo que os queremos seguir invitando a seguirnos en estos medios, contando con vuestros testimonios, comentarios y sugerencias. ¡Nos vemos en la red!

domingo, 1 de mayo de 2011

Actor, Papa y santo

Karol Wojtyla. Para muchos un grande Papa. Para otros, un personaje que ha cambiado el rumbo de la historia en el siglo XX. Pocos son los que, sin embargo, conocen su faceta como actor. Por eso hoy, en el día en que Juan Pablo II es beatificado en Roma, nosotros, en nuestro blog, queremos analizar la figura de este hombre, que para muchos, debe su fuerza comunicativa al influjo de sus años jóvenes como actor.

Wadowice, la pequeña ciudad polaca donde Karol vivió su infancia, era un hervidero de cultura en el perídodo de entreguerras, a pesar de la carestía por la que atravesaba el joven país. Desde los ocho años Karol se sintió empujado por el teatro que estaba en auge en aquellos años en su ciudad, entrando a formar parte de una compañía, entre 1934 y 1938, interpretando un importante número de comedias como protagonista o como ayudante de dirección. La variedad de registros en los que actuó van desde el joven enamorado al esquizofrénico. La trama de estos espectáculos, la mayoría entresacados del repertorio polaco neorromántico, estaban centrados en los problemas de la ocupación extranjera por las que atravesaba su pueblo en aquellos duros años.

En 1938 se trasladó a Cracovia, para estudiar filología. Muchos de sus compañeros de aquel entonces vieron que su verdadera vocación era el teatro y que estudiaba filología para tener una adecuada preparación cultural. Allí se unió a la compañía Studio 39, donde aprendería mucho, gracias a los profesionales que en ella le enseñaron dicción e interpretación. Allí, la puesta en escena de El caballero de la luna, de Nizynski, llevó a Karol a vestirse con medias altas, guantes de boxeo y una curiosa máscara de toro.

En 1939 estalló la guerra, y la ocupación nazi de Polonia no agotó las capacidades creativas del futuro Papa. Fue entonces cuando escribió sus primeras obras teatrales, con personajes del Antiguo Testamento como protagonistas -David (1939), Job y Jeremías (1940)- interpretando los espectáculos clandestinamente, en casas y ante pequeño público, pues las SS controlaban toda forma de hostilidad contra la ocupación. Crearía así un tipo de repertorio en el que, a través del drama, quería manifestar sus deseos de libertad frente a la conquista invasora.

Fue en esta época cuando entró más en contacto con el dramaturgo Juliusz Osterwa, con el que llevó a cabo un importante trabajo de desarrollo del teatro clásico, traduciendo para él, del griego al polaco, el Edipo de Sófocles. En esta época afianzó también su amistad con Mieczyslaw Kotlarczyk, con el que compartía el gusto por el teatro pidiéndole consejos de interpretación para sus obras con Osterwa, e insistiéndolo a trasladarse a Cracovia y unirse a ellos en su propia compañía teatral: el Teatro Rapsódico, una protesta pacífica y positiva contra el exterminio de la cultura polaca en su propio suelo por la represión nazista. 

La clandestinidad era dura, lo que hizo que los actores tuvieran que ingeniárselas con nuevas ideas. El mismo Karol escribió entonces: "la escasez de medios de expresión se resolvió de forma creativa. La compañía descubrió que el elemento fundamental del arte dramático es la palabra humana y viva". Consiguieron, así, "revolucionar el teatro a través de la palabra". La idea original empezó a cambiar, interpretando teatralmente las grandes obras de la literatura polaca, como El Rey Espíritu, Beniowsky, La hora, de Wyspianski o Samuel Zborowski, de Slowacki. 

Después de su ordenación sacerdotal, en 1944, su relación con el teatro no se acabó. Siguió escribiendo teatro y manteniendo una fuerte amistad con sus compañeros del Teatro Rapsódico.

Muchos expertos de comunicación han visto que la capacidad expresiva de Juan Pablo II tiene importantes influjos de su época como actor, en la que la palabra, como hemos visto, era la protagonista.  Y ese influjo se manifiesta no sólo en su capacidad para hablar en modo claro y directo, sino también para expresarse de modo escrito.

Una de sus últimas obras escritas, la realizó cuando era aún joven estudiante en Roma. Allí, junto con sus compañeros de univesidad, tradujo la obra de Adam Bunsch Viene al mundo un santo. También hoy la Iglesia, con su beatificación, reconoce en él un a un santo. Un santo actor. Por eso, los actores italianos ya han pedido a la Santa Sede que lo nombre patrón del teatro, como un ejemplo a seguir, ya que para él, el drama no podía ser nunca ateo, porque habla al profundo de las aspiraciones del hombre.

Fuente: Boreslaw TABORSKI, Opere di Giovanni Paolo II. Teatro, CRS Libri, Milano 2005, pp. 19-38.

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