domingo, 20 de marzo de 2011

Jurkowsky critica la asunción de técnicas teatrales si se desligan de su origen

El 21 de marzo aparece señalado en todos nuestros calendarios por ser el día en que la primavera viene a visitarnos, despidiendo los tres meses más fríos del año. Quizás sea por la alegría y las sonrisas que trae consigo esta estación, por lo que UNIMA declaró al día de su entrada oficial como el Día Internacional del Títere, como signo especial de la relación entre los títeres y la felicidad que éstos traen consigo. 

Como ocurre con el Día Mundial del Teatro, que se celebra el 27 del mismo mes, una persona relevante del mundo titeril realiza un mensaje para celebrar esta efemérides. Este año, el encargado de elaborarlo ha sido el titiritero polaco Henry Jurkowsky, profesor de Historia y Teoría del Títere en la Escuela Superior de Teatro de Varsovia y el Institut International de la Marionnette, de Charleville-Mézières, Francia; uno de los grandes estudiosos del arte de los muñecos en la actualidad, escritor de numerosos libros y artículos y que fue presidente de UNIMA.

El mensaje de Jurkowsky se centra en la "ciudad global" en la que vivimos hoy y de la que los títeres también están sufriendo las consecuencias. Un mundo globalizado en el que todo parece tienda a identificarse y a perder por tanto sus propias referencias culturales e históricas. En definitiva, una "ciudad global" (global village) tan distinto a aquello que el genio de la comunicación Marsall McLuhan predijo en1962.

El mundo globalizado actual ha hecho posible que se conozcan y se asuman técnicas de manipulación presentes en otras culturas bien distintas: "estilos de títeres tales como el ningyo joruri japonés o el wayang de Indonesia han sido asimilados en Europa y América. Al mismo tiempo, grupos asiáticos o africanos utilizan técnicas de manipulación europeas".

Pero ahí va la crítica de Jurkowsky: un titiritero no debería asumir una técnica de manipulación que proviene de otras tradiciones simplemente porque sea atrayente desde el punto de vista visual, sino que debería, por el contrario, "asimilar también toda la cultura que lleva asociada".

Así, se ha pasado hoy a pensar en un muñeco articulado simplemente desde el punto de vista visual, como un instrumento del que se sirve el actor para expresar un contenido concreto, desligando el muñeco de todo el mensaje cultural que tiene en la tradición en la que nació. "La imaginería y las metáforas que, en otro tiempo, han sido características de cada tipo de títere, diferenciando los unos de los otros, se han convertido, hoy en día, en la fuente de expresión de cada titiritero individual. Así aparece un nuevo lenguaje poético singular que no depende de la tradición genérica sino del talento del artista, de su creatividad individual". 

Así, lo que Jurkoswky critica no es tanto la asunción de técnicas de manipulación propias de otras tradiciones y culturas, sino la desunión que se produce tras el muñeco y la intención con la que fue creado en su tiempo y su contexto propios, pasando hoy a ser un mero instrumento que sirva al manipulador para reflejar su propio modo personal de ver el mundo. 

Un pensamiento de este titiritero que debería hacernos parar a pensar. ¿En qué se están convirtiendo hoy el mundo de los títeres? ¿En un arte sin razón de ser, sin contexto concreto? En el fondo es una llamada de atención: los títeres existen y tienen una razón de ser en sí mismos; por favor, no los manipulemos a nuestro antojo... 

Pero mientras ésto empiece a cambiar, desde el blog de "El Papamoscas" queremos desear a todos los titiriteros y amigos de este arte un feliz día del Títere.

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