sábado, 16 de enero de 2010

El bunraku en Japón

Siguiendo con nuestro peculiar recorrido por las diversas técnicas de manipulación de títeres, hoy viajamos hasta Japón, para conocer su clásico teatro de títeres, basado en el Bunraku.

La historia de este tipo de muñecos es interesante. Aunque son realmente muy antiguos (existen desde finales del siglo XV), la actual denominación de Buraku nació en el Japón del siglo XVIII, cuando Uemura Bunrakuken (1737-1810) estableció un teatro de títeres estable (el Bunrakuza) con esta técnica de manipulación en la ciudad de Osaka en 1805. Con el tiempo, y debido a la desaparición de otras compañías del género, el teatro de Bunrakuken se convirtió en el más importante de la ciudad y el nombre de su creador pasó a designar también a los muñecos.
Este tipo de teatro combina tres elementos inseparables: la recitación de un canto narrativo (gidayu-bushi) por parte del Tayu, el sonido de un laúd de tres cuerdas y la compleja manipulación de los muñecos.

Los títeres de este teatro nipón son muy característicos. Sus rostros son muy expresivos y, a menudo, poseen articulaciones que los hacen casi "humanos". Los más elaborados son capaces de abrir y cerrar la boca, mover los ojos haciendo que miren a ambos lados o cerrar sus párpados; todo ello gracias a sistemas de cuerdas y palancas ocultas en el interior del torso del muñeco. También pueden mover los dedos de sus manos a modo que puedan coger diferentes objetos.

Los grandes y hermosos muñecos son muy difíciles de manipular. Los tres actores que se requieren para imprimirle vida se sitúan detrás del personaje vestidos de negro con el fin de no ser vistos por el público. El principal de ellos, el llamado omozukai, lleva el trabajo principal, y solo él puede llevar la cara descubierta. Con su mano izquierda introducida en el interior del tronco, sostiene todo el muñeco, dandole su posición correcta y realizando los movimientos faciales requeridos. Y con su mano derecha manipula el brazo derecho del muñeco.
A la izquierda del omozukai se situa otro actor que se encarga de manipular el brazo izquierdo del muñeco. Y un tercer titiritero se encarga del movimiento de las piernas. La coordinación entre los actores debe ser tal que los titiriteros profesionales emplean unos veinte años en aprender el oficio y convertirse un un buen omozukai.

El Bunraku es sin duda una curiosa técnica de manipulación, que reúne historia, colorido, movimiento y expresión unidos a unas aventuras orientales tradicionales de la más antigua tradición japonesa contadas a la antigua usanza. (Ver el interesante vídeo de la barra lateral)

3 comentarios:

  1. Se nota que es un arte de mucha paciencia, seguro que yo no podrìa ni en 40 anios.

    ResponderEliminar
  2. Me parece muy interesante y concreta la información a cerca de este arte, me gustaría saber si existe algún motivo social por el que se da este tipo de teatro. Porque el guiñol y no el cuerpo, mi carrera es humanista y me interesa saber el motivo por el que no se utiliza el cuerpo humano, incluso porqué de oculta en su totalidad el cuerpo, como en este caso, el de el teatro negro de Praga, incluso cuando se oculta detrás del teatrino. Existe algún motivo o solo es puro arte?
    Agradezco el espacio y si alguien puede resolver mis dudas, pues mil gracias, yo seguiré investigando.
    Mysa

    ResponderEliminar
  3. Hola, Lupita... gracias por tu comentario.
    El Teatro de Títeres es una expresión más de arte, como lo es el teatro de actores. Tu pregunta sobre por qué en este tipo de teatro no se ven a los manipuladores, el por qué del uso de los muñecos, se debe, entre otras cosas, por influjo de la historia.
    En las Antiguas Grecia y Roma, el teatro estaba especialmente centrado en el protagonismo de los dioses. Además, los actores utilizaban una serie de máscaras para interpretar. La máscara servía de "altavoz" al actor que representaba el dios, sin que éste tuviera miedo del castigo divino por ocupar su papel.
    Así, a partir de la máscara, aparecieron los muñecos, cuando se separaban poco a poco de los actores. Además, con el paso del tiempo, era menos irreverente, menos "blasfemo" interpretar a los dioses con muñecos que con actores con un rostro cubierto por un antifaz.
    Nació así un nuevo arte. Aunque hoy no tenga ya ese sentido de "defensa" contra el furor de los dioses del Olimpo, se ha seguido consolidando como un género teatral más.
    Esperamos que te haya sido útil esta breve respuesta. En nuestro blog puedes leer algunos post sobre la historia del títere, que explican todo este aspecto que te hemos explicado.
    Gracias por tu visita.

    ResponderEliminar

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...