domingo, 3 de abril de 2011

El Santo Cristo articulado de Burgos

En este tiempo penitencial de la Cuaresma, los católicos se preparan para vivir la Pasión de Jesús. Lo han hecho a lo largo de la historia. Y para ello se han servido de numerosos medios. A las penitencias cuaresmales y los diversos actos litúrgicos, tenemos que añadir las procesiones de imágenes por las calles de aldeas y ciudades o los diversos autos sacramentales sobre la Pasión.

Desde nuestro blog, hoy volvemos al tema de la relación entre la Iglesia católica y las figuras articuladas, fijándonos en el famoso Santo Cristo de Burgos.

imagen del Cristo de Burgos
Se trata de una de las más elaboradas esculturas del arte español del siglo XIV, de orígen flamenco, cuyo autor nos es desconocido, y que en la ciudad -y en prácticamente medio globo- tiene una enorme devoción, si bien muchos burgaleses desconocen el por qué de esta imagen y su grande movilidad.

La talla, realizada en madera y recubierta de piel de becerro, tiene la capacidad de articular el cuello, las piernas y los brazos, y los dedos. La gran expresividad del Cristo se ha logrado mediante el uso de cabello natural y asta de diversos animales para fabricar las uñas, así como el relleno de diversas partes del cuerpo con lana, para darle mayor volumen y credibilidad.

Todo ello, para el bien de los creyentes, quienes aumentaban su fervor mediante la movilidad del Cristo en las liturgias del Viernes Santo, típicas en la España de aquella época. Gracias a esta figura articulada (como si de un enorme y especial "títere" se tratara) los fieles participaban en un auto sacramental donde se narraba la  hisotia de la crucifixión, muerte en Cruz, descendimiento y sepultura de Jesús. La talla servía para representar toda esta serie de actos, en los que el Cristo se movía según la necesidad de la escena, gracias a todas las articulaciones que poseía.

Es más, para darle mayor verosimilitud, incluso se ha descubierto cómo la parte interior derecha del abdómen, tiene una calabaza hueca, que se rellenaba con vino, para dar la impresión que brotaba sangre del costado tras la lanzada, tal como narra el evangelio de Juan (19,34).

Sin duda un ejemplo más que atestigua cómo las figuras articuladas sirven para muchas cosas y cómo incluso la Iglesia se ha servido de ellas para su misión evangelizadora.

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