Ya hemos hablado más de una vez en nuestro blog sobre la relación entre la Iglesia y los títeres a lo largo de la historia y de cómo, en cuaresma y semana santa, esta relación era especialmente intensa al estar prohibidos los espectáculos teatrales con personas de carne y hueso.
Escenografía de Baccio del Bianco |
Hoy, en plena época cuaresmal, volvemos a viajar en el tiempo para volver a hablar de esas representaciones cuaresmales que, respaldadas y muchas veces llevadas a cabo por la misma Iglesia, narraban la pasión de Jesús no solo como una muestra de arte, sino también, y sobre todo, como un medio catequético. Cuentan que en el Madrid del siglo XVII todavía este tipo de escenas eran habituales. El artista florentino Baccio del Bianco (1604-1657) realizó en un hospital de la villa madrileña un retablo sobre la Pasión un año antes de fallecer. Las escenas que en él se mostraban tenían tan gran realismo y causaron admiración, sobre todo en la que se mostraban dos figurillas mecánicas que subían por sendas escaleras hasta la cruz de Jesús para desclavarlo después de su muerte. Y como sabemos, no es un hecho aislado.
Será años más tardes cuando la Iglesia rechazará definitivamente este tipo de representaciones artísticas, sobre todo cuando empezaron a incorporar elementos profanos que entraban en contraste con la verdadera naturaleza catequética de los autos sacramentales. Fue precisamente esa separación la que daría lugar a un posterior desarrollo de las figuras articuladas y otra serie de imaginería que, unida a las procesiones y otras paraliturgias, llevarían a crear nuevos elementos que forman parte de la historia del muñeco. Pero de estas lindezas hablaremos en otra ocasión.
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