Siguiendo con nuestro breve recorrido por la historia del teatro de títeres intentaremos hoy esbozar quién es Guiñol. Así, comprenderemos un poco mejor por qué es erróneo denominar a los títeres con el nombre de guiñoles.
Guignol es el nombre del protagonista de un famoso teatro de títeres francés. De ahí lo inoportuno de llamar a los títeres de guante con el nombre de guiñol. Es como si en Burgos los llamáramos Gigantín o en Inglaterra Punch en vez de puppi (sobre Punch hablaremos en otra ocasión). Pero veamos ahora quién es este Guignol.
A finales del siglo XVIII, en 1795, Laurent Mourguet (grabado antiguo) funda en la famosa calle Noire, en Lyon, un pequeño teatro de títeres que, a la postre, se convertiría en el más popular de Francia. Su protagonista sería Guignol. Aunque siempre le acompañarían sus amigos, el vicioso Gnafron y el aprendiz de tendero Dodón. Y las representaciones eran casi siempre similares: tremendas discusiones acaloradas entre el aprendiz y el propietario de la tienda, mientras el pícaro Guignol sacaba partido de esta situación, ya que mientras tanto, Madelon, la esposa del tendero, pecaba de adulterio con nuestro protagonista. Como vemos, todo un ejemplo de moralidad: fidelidad, amistad y buenos modales nunca estaban presentes.
Se ve que esto ha sido la tónica general de los franceses. A los lioneses no les importaban este tipo de espetáculos, es más, acudían en masa a ellos. Preferían las inmoralidades de Mourguet que los finos espectáculos de los títeres de guante de Brioché -en el Puente Nuevo- o los de hilos de La Grille -éstos en el Marais-. Y es que, según cuentan algunas crónicas de la época, Guignol levantaba las faldas a las mujeres y las tocaba.
Mucho se ha discutido acerca del origen de Guignol. Italianos y franceses siguen luchando por la paternidad del famoso muñeco. Los italianos defienden Mourguet había tomado como personaje principal de su teatro el famoso Polichinella italiano. Sería un vecino del barrio -que nunca se perdía los espectáculos- quien le daría el nombre, pues, siempre que le gustaba alguna escena aplaúdia y gritaba a viva voz: "C'est guignolant!" (algo así como "¡qué gracioso es!"). Así, siguiendo la teoría de los italianos, la expresión fue abreviada y pasó a designar a su personaje protagonista.
Mientras tanto, los franceses afirman que Guignol es un auténtico títere galo. Víctor Bresse afirma que el nombre de Guignol es muy antiguo en Lyon y que se han encontrado escritos que así lo atestiguan: en un testamento de 1267 aparece reflejado el nombre de Guignol, así como en la lista de lionenes inscritos en el batallón de Rhone y Loire, donde se puede leer como recluso a un tal Jean Guignol de veinticuatro años de edad y de profesión tintorero.
Sea como fuere, no se puede negar el peso y la influencia que Guignol ha marcado en la historia del teatro de títeres. Pero eso no es exegitivo para que su nombre sea transportado para definir a todo tipo de muñeco de guante. Efectivamente, tiene su enorme influencia: pero nunca dejemos de llamar a este arte por su nombre: títeres.
Guignol es el nombre del protagonista de un famoso teatro de títeres francés. De ahí lo inoportuno de llamar a los títeres de guante con el nombre de guiñol. Es como si en Burgos los llamáramos Gigantín o en Inglaterra Punch en vez de puppi (sobre Punch hablaremos en otra ocasión). Pero veamos ahora quién es este Guignol.
A finales del siglo XVIII, en 1795, Laurent Mourguet (grabado antiguo) funda en la famosa calle Noire, en Lyon, un pequeño teatro de títeres que, a la postre, se convertiría en el más popular de Francia. Su protagonista sería Guignol. Aunque siempre le acompañarían sus amigos, el vicioso Gnafron y el aprendiz de tendero Dodón. Y las representaciones eran casi siempre similares: tremendas discusiones acaloradas entre el aprendiz y el propietario de la tienda, mientras el pícaro Guignol sacaba partido de esta situación, ya que mientras tanto, Madelon, la esposa del tendero, pecaba de adulterio con nuestro protagonista. Como vemos, todo un ejemplo de moralidad: fidelidad, amistad y buenos modales nunca estaban presentes.
Se ve que esto ha sido la tónica general de los franceses. A los lioneses no les importaban este tipo de espetáculos, es más, acudían en masa a ellos. Preferían las inmoralidades de Mourguet que los finos espectáculos de los títeres de guante de Brioché -en el Puente Nuevo- o los de hilos de La Grille -éstos en el Marais-. Y es que, según cuentan algunas crónicas de la época, Guignol levantaba las faldas a las mujeres y las tocaba.
Mucho se ha discutido acerca del origen de Guignol. Italianos y franceses siguen luchando por la paternidad del famoso muñeco. Los italianos defienden Mourguet había tomado como personaje principal de su teatro el famoso Polichinella italiano. Sería un vecino del barrio -que nunca se perdía los espectáculos- quien le daría el nombre, pues, siempre que le gustaba alguna escena aplaúdia y gritaba a viva voz: "C'est guignolant!" (algo así como "¡qué gracioso es!"). Así, siguiendo la teoría de los italianos, la expresión fue abreviada y pasó a designar a su personaje protagonista.
Mientras tanto, los franceses afirman que Guignol es un auténtico títere galo. Víctor Bresse afirma que el nombre de Guignol es muy antiguo en Lyon y que se han encontrado escritos que así lo atestiguan: en un testamento de 1267 aparece reflejado el nombre de Guignol, así como en la lista de lionenes inscritos en el batallón de Rhone y Loire, donde se puede leer como recluso a un tal Jean Guignol de veinticuatro años de edad y de profesión tintorero.
Sea como fuere, no se puede negar el peso y la influencia que Guignol ha marcado en la historia del teatro de títeres. Pero eso no es exegitivo para que su nombre sea transportado para definir a todo tipo de muñeco de guante. Efectivamente, tiene su enorme influencia: pero nunca dejemos de llamar a este arte por su nombre: títeres.
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