España titiritera: del desprecio al reconocimiento

El títere, a lo largo de la historia, ha gozado de altos y bajos. Al menos en nuestro país. No cabe duda de que hoy el teatro de títeres goza de cierta estima, que cada vez son más los grupos teatrales que usan en sus espectáculos muñecos articulados y que incluso forman parte más o menos habitual de la programación televisiva. Pero no siempre ha sido así. 

Difamaciones y calificativos despectivos varios han estado al origen de la tradición titeril en nuestro país. Y aún continua siendo así en muchos casos, cuando el término "titiritero" se sigue asociando a los bandidos que, de pueblo en pueblo, y en compañía de una cabra o un mono, hacían estragos en las arcas de las casa de los aldeanos que visitaban. Alfonso X el Sabio ya consideraba al de titiritero como uno de los oficios de más bajo estrato social en la época. Y después de él, otros tantos han calificado a los títeres como personajes cuanto menos haraposos y tragaldabas. Cervantes, por poner un ejemplo, nos describe a Maese Pedro como un truhán de mal vivir. 

El teatro de muñecos tuvo que resignarse a ser mal vista por parte de la cultura española hasta bien entrado en el siglo XX, cuando la historia de los títeres reprende un camino de ascenso que todavía dura hasta el día de hoy. Por tanto podemos afirmar que no todo han sido descalificativos al teatro de títeres en la historia. También ha habido momentos de gloria. 

En nuestro blog queremos empezar hoy una nueva serie de publicaciones relacionadas con la historia del teatro de títeres en España, que dé debida cuenta de los grandes hitos y de las grandes penurias, de los logros y los fracasos, de los grandes y pequeños titiriteros y grupos que han existido y existen en nuestro país. La hemos llamado "España titiritera". Si quieres conocer más sobre la tradición titeril en España, no dejes de seguir nuestro blog en los próximos meses.