
Desde su aparición, las aventuras que se narraban en el proscenio de su teatro, entre aplausos y griteríos de la chiquillería burgalesa, no dejaron más que en una ocasión -por motivos de salud de su director, en 1992- de acompañar las fiestas mayores de san Pedro y san Pablo de la ciudad. Hasta que su trabajo profesional y artístico se truncó por las manos poderosas de variopintos políticos que confundieron el valor del arte. De no ser por este percance, el Teatro de Títeres "Los Gigantillos" hubiera cumplido, en los pasados Sampedros sus cincuenta años de historia entre nosotros.
Por eso, el Teatro de Títeres "Los Gigantillos" se merecen hoy un homenaje especial. Miles y miles de

Los emplazamientos donde "Los Gigantillos" han dado cita a los burgaleses también ha cambiado a lo largo de los años. Además del ya citado, las frías losas del patio del monasterio de San Juan, el Paseo del Espolón durante las actuaciones en los meses de verano, el parque de Fuentes Blancas el día de las Peñas y del Burgalés

Una compañía dedicada de lleno a la interpretación -con la puesta en escena a lo largo de toda su existencia de más de ¡novecientos setenta montajes!-, aunque no sólo. Numerosas visitas a colegios; talleres de modelado e interpretación; escuela de diseño y dibujo; cultivo de la música, de la historia del teatro y del muñeco, de la tradición y de las costumbres burgalesas; creación de jornadas de lecturas de textos teatrales; la creación de una escuela municipal de títeres y un largo etcétera han sido los frutos de su incesante trabajo.
Desde "El Papamoscas" queremos felicitar hoy al desaparecido grupo de Karraskedo. Desaparecido materialmente, pues siempre su recuerdo permanecerá indeleble en nuestros corazones. A todos los que a lo largo de los años formaron parte de la compañía, nuestra más cordial enhorabuena y nuestro más sincero agradecimiento por todo el trabajo realizado y comenzado con esfuerzo e ilusión hoy hace cincuenta años. A todos ellos... ¡gracias!