
Todo comienza cuando Mastro Ciliegia regala a su vecino Geppetto un pedazo de madera, asustado porque hablaba. Éste construyó con su habilidad un hermoso títere con el que ganarse la vida. A éste lo llamó Pinocchio. Con el tiempo, el muñeco podrá llegar a ser un niño no de corazón de madera, sino de verdad.
Su vida de títere ingenuo es difícil de corregir, y se meterá en más de un lío. Es un mentiroso compulsivo, hecho que hace crecer su nariz cada vez que dice falsedades. Matará a un grillo filósofo que intenta ser su consejero de un martillazo, después de no querer ir a la escuela, huirá con Mangiafoco, un famoso titiritero, que intentará quemarlo en el fuego para poder calentarse la comida. El títere consigue huir, pero se encontrará por el camino con il Gatto y la Volpe (el Gato y el Zorro), que engañarán a Pinocchio de enterrar sus monedas en el "Campo de los milagros" y así quedarse con su dinero.
Pinocchio logra escapar, y después de una larga aventura

Y allí, en el mar, dentro de la barriga de un pescecane (un pez-perro), será donde por fin encontrará a su padre, que había salido al mar en su busca, pensado que algún titiritero lo habría llevado a América. Padre e hijo se reencuentran en el interior del extraño pez; Geppetto perdona a Pinocchio por haberse ido de casa sin avisarle y haber faltado a la escuela, y el hada convierte a Pinocchio en un niño de verdad, no con el corazón de madera, sino con un corazón capaz de amar.
Como vemos, el argumento del cuento es bastante diverso a las diversas adaptaciones que se han hecho en el mundo del cine y de la televisión: en el romance no se cuenta nada de Pepitos Grillos que siempre lo acompañan, por ejemplo. El caso es que, gracias a estos medios de comunicación Pinocchio es uno de los títeres más conocidos de todo el mundo. Un títere que, tal como lo ha tratado la última producción de la Radio Televisión Italiana sobre el muñeco, nos enseña que "la vida sirve para amar".